La vieja Tamara Donner caminaba por las frías calles de aquel 14 de febrero. Como hacía todos los años se dirigían al café número 27. El más antiguo de la ciudad. Esta vez se había vestido con sus mejores prendas y llevaba un viejo libro en la mano.
Entró en el establecimiento y saludó al camarero que como siempre le servía un té. Tamara se sentó en la misma silla y puso el libro encima de la mesa. Observó con detenimiento cada rincón del lugar por debajo de sus gafas de medialuna y se arregló un poco su desgastado pelo.
Un
hombre de unos 70 años entró con torpeza en el lugar, con una flor en su mano y los ojos de Tamara se posaron en los del anciano. Con alegría se dieron un fuerte abrazo.
-Te esperé-le susurró la mujer al oído.
-Yo también-y juntos sonrieron.
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Una joven muchacha de cabellera rubia y larga entró en el café número 27. El establecimiento recién inaugurado era el más visitado de la ciudad. La chica llevaba un libro que acababa de comprar. Eligió un sitio cerca de la ventana y pidió al camarero un té. Dejó el libro sobre la mesa y observó a una pareja de enamorados sentados cerca de su sitio. Suspiró. Cómo desearía ella estar así con un chico. El único hombre con el que estuvo en su vida la dejó por otra. Y ahora un 14 de febrero, el día más romántico del año se encontraba sola. La chica fijó la vista en su libro y comenzó a leer. Un joven entró al establecimiento. Tenía porte elegante, pelo Castaño y unos ojos muy expresivos. El chico buscó un sitio pero aquel lugar estaba lleno y solo había un sitio libre. En la otra silla de la mesa había una chica leyendo un libro. El muchacho se acercó al lugar dónde estaba la joven y le pregunto si podía sentarse junto a ella. La chica accedió y ahí empezaron las incansables tardes de charla juntos. Después de más de seis meses quedando cada tarde en al cafetería para hablar, se dieron cuenta de que se habían enamorado. Así que decidieron hacerse novios.
Una de las muchas tardes enlas que quedaban el chico le confesó a su novia que le habían reclutado para el ejército y que no volvería en mucho tiempo. La chica con lágrimas en los ojos le dijo que le escribiera y él prometió que cada 14 de febrero le escribiría y que le esperara en esa cafetería, en la misma mesa y la misma silla con el mismo libro que cuando se conocieron. La chica aceptó y juntos salieron de allí sabiendo que algún día volverían a verse y serían felices.
A todos los enamorados: disfrutad de este día y sed felices.
CAZADORA DE SUEÑOS